viernes, 7 de marzo de 2008

hoy


Me voy a mi casa, que queda a dos cuadras del hospital de Maldonado, por una calle que se llama Carolina Saboya, entre Mazzoni y la escuela. Cuando pasas Mazzoni, un par de metros después de un contenedor verde de los grandotes hay un porton de rejas grises por donde se entra (cuando llueve da corriente, está bueno algunas veces).
En la primer puerta no se entra, porque ahí ya no vivo, ahí vive Alvarito que es mi hermano adoptivo. Cuando lo llama la novia me hace callar porque no le simpatizo. Casi siempre me voy porque no me gustan mucho esas cosas de andar escondiendo. Él es de Florida pero lo adopté acá. Cuando vivíamos los dos en Florida no nos conocíamos. Cuando vino solito de allá a trabajar en mi trabajo yo vivía con mamá, lo llevé para casa y parecía que siempre hubiera formado parte de esa parte de mi familia.
Después le conseguí para alquilar donde vive ahora y somos vecinos. Es sonidista y de los buenos.
A la derecha de la puerta de Alvarito hay dos entradas: una puerta y un portón de un metal que creo que es chapa nomás.
La puerta te adentra a la casa de Luján y Miguel, Damián y Germán. (su abuela les dice a los dos Damián y reniega con Luján que es la hija por ponerle a los dos el mismo nombre.
Hasta ayer tambien vivía Navi (Navidad es el verdadero nombre), pero tuvieron que sacrificarla porque estaba muy viejita y enferma. Hoy salí mirando al suelo para no pisarla porque no me acordaba.
Cuando todavía estaba bien me recibía contenta y a veces que yo llegaba enojada me hacía reir. Desde que la conocí arrastraba una hernia con forma de huevo que los niños señalaban cuando salían de la escuela. Cuando nos preguntaban que le pasó les decíamos que se había tragado una pelota. Algunos la miraban con ternura y otros con asco.
A mi me caía re bien, era tan fea que era linda.
El portón te lleva a un patio cerrado chiquito, a la izquierda enseguida hay una escalera angosta, media vieja y un poco rota que lleva al techo de casa. Tenés que pisar en los tornillos de los bordes para que no se rompan las tablas. Casi no se usa porque no hay una vista linda desde ahí, pero con Flavia que es mi amiga y la vez novia de Damián nos hemos subido nomás por trepar. La escalera está generalmente llena de plantas que Luján cuida porque las adora. Yo a veces se las converso y se las halago porque ella tiene poderes. Cuando están tristes les habla o las reta según lo que considere correspondiente y la escuchan.
Me fuí por las ramas.
Cuando entrás al patio está mi bici apoyada en la casita de la garrafa, la de Flavia arriba que es celeste, la de Alvarito por ahí tirada porque nunca la usa y una bici rota que es de Damián. Hace unas semanas lo chocó un turista y se la hizo moco. Lo indemnizó voluntariamente con la suma de 700 pesos uruguayos.
Si mirás para arriba desde ahí ves la parte de atras de los apartamentos de arriba (no se ven los de abajo por razones obvias).
A veces descubro a algún viejo chusmeando lo que hacemos, o dándole de comer a las palomas que se juntan en la ventana y parecen estar de fiesta.
A la derecha está la salida individual de Damián, por ahí vas directo a la baticueva, tiene de todo para estudiar tranquilo y ensayar. Es batero y toca muy bien.
A la izquierda está mi puerta que Bruno pintó de colores maricas un día buscandose. Los amigos dicen que es una casa gay pero a él no le importa y a mi menos. Ya no le gusta tanto pero cuando la pintó se sintió Feliz. Hizo lo mismo con las puertas internas. La del baño quedó muy loca y genera efectos psicodélicos cuando te sentás en el water.
Bruno tiene 24 como yo y que es bajista de Frodox. Me quiere, aunque no tanto como yo a él.
Antes en las paredes de adentro habían dibujos míos, dibujados en la pared misma. Uno con muchos colores lo hicimos con Tatiana que es hija de Bruno. Tiene 7 y nos enamoramos las dos en cuanto nos conocimos. Ella tenía 3 y yo 19 casi 20. Estoy segura de que cualquiera que la viera se enamoraría, es una artista y va a hacer muchas cosas importantes cuando sea grande.
Hoy traje la lluvia a mi trabajo, en Maldonado me agarró el chaparrón y cuando llegué a Punta del Este no había llovido todavía, pero al ratito se largó.
Soy la señora de las lluvias que escucha un show de tango que el hotel preparó para los señores oftalmologos que se encuentran de congreso

2 comentarios:

Fla dijo...

debo decir que es lindo encontrarme acá, mucho tiempo después que todo eso...
ya no podremos subir por la escalera porque la sacaron, la última vez que subi fue en tu presencia, era de madrugada y estaba ebria...hace poquitisimo
Donde era tu casa que después fue la de Damián, ahora es la sala de ensayo, que raro no? dormimos y polveamos donde ahora iran a parar la mayoría de los músicos de maldonado jajaja
un día cuando tenga tiempo de verdad desempolvare mi bici e ire a buscarte! gila!
te puteo para no emocionarme

LlenameLaCanastaDePastoVerde dijo...

no habia leido esto, me haces llorar estupida